El gobierno de Venezuela, a través de su canciller Yván Gil, acusó este lunes a grupos opositores de estar detrás de actos de vandalismo en instalaciones diplomáticas venezolanas en cinco países: Portugal, Alemania, España, Colombia y Costa Rica. Sin embargo, el ministro no presentó pruebas que respalden la acusación, que ocurre tres días después de la controvertida juramentación de Nicolás Maduro para un tercer mandato de seis años.
Denuncias y reacciones internacionales
Según Gil, los ataques fueron organizados por los llamados “comanditos”, grupos de base formados por partidarios de la coalición opositora durante las elecciones presidenciales de julio de 2024 para fomentar la participación electoral. Aunque no se especificaron las fechas exactas de los actos de vandalismo, el ministro aseguró haber solicitado a las autoridades de los cinco países acelerar las investigaciones para identificar a los responsables y proteger las sedes diplomáticas.
En Portugal, las autoridades investigan un ataque con un pequeño artefacto incendiario contra el consulado venezolano en Lisboa ocurrido el fin de semana, que causó daños menores en la fachada. El Ministerio de Relaciones Exteriores portugués condenó el acto, calificándolo de “intolerable,” y reforzó la seguridad en la zona.
Contexto político y tensiones tras las elecciones
La acusación de Venezuela ocurre en un momento de alta tensión política. Nicolás Maduro fue declarado ganador por el Consejo Nacional Electoral, controlado por el oficialismo, pero sin ofrecer datos detallados de los resultados. La oposición, por su parte, publicó actas que muestran que su candidato, Edmundo González, obtuvo más del 60% de los votos, una victoria respaldada por observadores internacionales como el Centro Carter y expertos de Naciones Unidas.
Imágenes difundidas por el Ministerio de Relaciones Exteriores venezolano muestran una bandera del país pintada con la palabra “Edmundo,” nombre del candidato opositor reconocido como presidente legítimo por varios gobiernos.
Divisiones en la comunidad internacional
La controversia electoral ha profundizado las divisiones internacionales. Mientras países como Estados Unidos y Canadá reconocen a González como presidente legítimo, otros gobiernos han optado por mantenerse al margen, sin interferir directamente en la crisis venezolana. En paralelo, comunidades inmigrantes como la portuguesa en Venezuela —que suma alrededor de 200,000 personas— observan con preocupación la escalada de tensiones.
El papel de los grupos comanditos y el impacto de estas acusaciones en la oposición aún están por esclarecerse, pero reflejan la creciente fragilidad política de un régimen que enfrenta presión tanto interna como externa para justificar su permanencia en el poder.