La tensión en el Caribe volvió a aumentar. El gobierno de Donald Trump ordenó el envío de 10 cazas F-35 a la base aérea de Puerto Rico, cerca de las aguas venezolanas. Según Reuters, las aeronaves se sumarán a operaciones contra carteles de drogas. No obstante, analistas advierten que la maniobra eleva la presión directa sobre el régimen de Nicolás Maduro.
Escalada militar en el Caribe
Los F-35, considerados entre los más modernos del mundo, reforzarán una flota de EE.UU. que ya incluye siete buques de guerra, un submarino nuclear y aviones de vigilancia. El Pentágono confirmó que llegarán a Puerto Rico la próxima semana.
El despliegue ocurre tras el sobrevuelo de dos cazas venezolanos sobre el destructor USS Jason Dunham. Washington calificó la acción de “altamente provocativa”. Días antes, fuerzas estadounidenses habían bombardeado un barco que, según Trump, transportaba drogas desde Venezuela, causando 11 muertes.
El Departamento de Defensa advirtió que no tolerará intentos de interferir en sus operaciones. Trump acusó a Maduro de liderar el Tren de Aragua y el Cartel de los Soles, ambos señalados como redes criminales con alcance internacional.
En Caracas, Maduro respondió con una advertencia de “lucha armada” en caso de agresión. “Si Venezuela es atacada, entraremos de inmediato en un periodo de resistencia armada para defender nuestra historia y nuestro territorio”, declaró.
Expertos sostienen que la magnitud del despliegue excede lo necesario para combatir el narcotráfico. Para analistas como Carlos Gustavo Poggio y Maurício Santoro, el movimiento abre la puerta a una eventual intervención militar.
Mientras tanto, el gobierno venezolano moviliza tropas y milicianos. Maduro insiste en que el operativo representa “la mayor amenaza a América Latina en el último siglo”.