Sheinbaum cierra la puerta a la cooperación militar con EE.UU. tras la postura de línea dura de Trump contra los cárteles

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By Isabel Gutierrez

No tardó en llegar la respuesta desde el Palacio Nacional ante la creciente presión que emana desde Washington. Apenas veinticuatro horas después de que el presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, señalara su apoyo a un enfoque más agresivo y directo para desmantelar a los cárteles de la droga que operan al sur de la frontera, la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum trazó una firme línea en la arena.

Durante su conferencia matutina del martes, la mandataria dejó explícitamente claro que la presencia de tropas extranjeras o botas sobre el terreno no es una opción que su administración esté dispuesta a considerar, independientemente de la magnitud de los desafíos de seguridad que enfrenta la región.

El rechazo contundente —”No va a pasar”— sirve como un contrapeso directo al impulso que cobra fuerza en Estados Unidos para tomar medidas decisivas contra el narcoterrorismo.

Trump había enfatizado previamente su disposición a respaldar medidas agresivas contra las organizaciones criminales tanto en México como en Colombia, reflejando una creciente frustración entre el liderazgo estadounidense con el flujo de sustancias ilícitas a través de la frontera.

Sin embargo, la administración de Sheinbaum prioriza una interpretación estricta de la soberanía nacional, indicando que México no aceptará lo que percibe como una infracción a su territorio, incluso bajo el pretexto de asistencia de seguridad vital.

Soberanía por encima de la cooperación de seguridad

Esta fricción diplomática resalta un camino divergente entre los dos vecinos respecto a cómo manejar el crimen organizado transnacional. Mientras la administración estadounidense presiona por resultados tangibles y la erradicación por la fuerza de las amenazas, el liderazgo actual de México parece decidido a manejar los asuntos de seguridad interna sin participación militar externa directa.

Por consiguiente, esta postura plantea interrogantes sobre la eficacia futura de las operaciones conjuntas antinarcóticos. Al descartar la intervención militar de manera tan categórica, Sheinbaum está estableciendo efectivamente los términos para las futuras relaciones bilaterales, insistiendo en que cualquier solución a la violencia de los cárteles debe permanecer estrictamente bajo mando mexicano, a pesar de la naturaleza global de la crisis.