El presidente de Panamá, José Raúl Mulino descartó, este jueves cualquier posibilidad de renegociar el polémico acuerdo de seguridad firmado con Estados Unidos, a pesar de las crecientes protestas que acusan al gobierno de haber cedido parte de la soberanía nacional.
Durante su habitual conferencia de prensa semanal, el mandatario panameño fue enfático: “La soberanía de Panamá no está en juego, no se entrega, no se cede”. Mulino aseguró que el pacto no contempla la instalación de bases militares estadounidenses en territorio panameño.
El acuerdo fue suscrito el mes pasado, durante la visita del secretario de Defensa de EE.UU., Pete Hegseth. Desde entonces, miles de ciudadanos han salido a las calles. Solo esta semana, la capital fue escenario de la manifestación más numerosa registrada hasta el momento.
Presión ciudadana frente a la firmeza del Ejecutivo
El malestar popular creció luego de que el expresidente Donald Trump sugiriera públicamente que Estados Unidos debería recuperar el control del Canal de Panamá. Aunque la embajada estadounidense aclaró el miércoles que el memorando no autoriza la creación de bases, la historia de la invasión de 1989 sigue viva en la memoria colectiva panameña, alimentando la desconfianza.
Este jueves, el nuevo embajador de EE.UU. en Panamá, Kevin Marino Cabrera, defendió el acuerdo en una rueda de prensa.
“Este memorando fortalecerá nuestra cooperación contra el narcotráfico y protegerá el canal. Esa es una responsabilidad compartida según el tratado vigente”, afirmó.
La administración panameña reiteró que los sitios a los que tendrán acceso las tropas y contratistas estadounidenses seguirán bajo control del país. Además, Panamá podrá cancelar el acuerdo con solo seis meses de aviso previo.
No obstante, las manifestaciones continúan. Las protestas han bloqueado vías importantes en varias ciudades del país. Mulino las atribuye a intereses políticos. Sin embargo, en las calles el mensaje es otro: una parte significativa de la población exige transparencia y garantías sobre la soberanía nacional.