México apunta a un cambio completo en su política industrial con la iniciativa “Plan México”. La presidenta Claudia Sheinbaum presentó este mes su ambiciosa estrategia sexenal, que tiene como objetivo atraer 277 mil millones de dólares en inversiones, reducir las importaciones provenientes de Asia —especialmente de China— y fortalecer la producción nacional y norteamericana.
Aunque Sheinbaum insiste en que el plan no es una respuesta directa a las recientes amenazas del presidente de EE. UU., Donald Trump, de imponer un arancel del 25% a las importaciones mexicanas, la propuesta gubernamental llega en un contexto complicado debido a la incertidumbre generada por la retórica de Trump, la desaceleración del consumo local y la ralentización económica general en el país.
Los objetivos sexenales del Plan México son ambiciosos: posicionar a México entre las 10 economías más grandes del mundo, crear 1.5 millones de empleos en manufactura especializada, aumentar en un 15% el contenido nacional en sectores estratégicos (automotriz, aeroespacial, electrónica, semiconductores, farmacéutico, químico), capacitar a 150,000 profesionales y técnicos anualmente y mejorar el acceso a financiamiento para pequeñas y medianas empresas (PyMEs).
La estrategia arrancó la semana pasada con un fondo de hasta 30 mil millones de pesos en incentivos fiscales para empresas que inviertan en innovación y capacitación. A través de un decreto, Sheinbaum lanzó formalmente su plan insignia, defendiendo los subsidios como una forma de fortalecer los negocios locales y simplificar el apoyo a empresas extranjeras que se reubiquen en el país. El decreto estará vigente hasta septiembre de 2030, con los mayores subsidios dirigidos a empresas tecnológicas y una parte destinada a las PyMEs.
El plan —la iniciativa económica central de Sheinbaum— fue presentado en el Foro Económico Mundial en Davos, Suiza. Funcionarios federales sostuvieron reuniones con empresas internacionales para promover los objetivos de inversión y empleo del plan. Sin embargo, los detalles más específicos de la estrategia aún no están claros, dado el entorno macroeconómico, marcado por la incertidumbre, la desaceleración de la inversión y el crecimiento económico nacional limitado. Expertos financieros y organismos multilaterales coinciden en que se proyecta que el PIB de México crezca menos del 2% este año.
Alfredo Coutiño, director para América Latina de Moody’s Analytics, advierte que, para que el Plan México logre sus objetivos, la economía mexicana debe crecer a una tasa constante superior al 5% anual durante los próximos seis años. Este objetivo parece desafiante, dado que la previsión de la Secretaría de Hacienda para este año es solo del 3%. Coutiño también señala que la meta de crear 1.5 millones de empleos anuales es demasiado optimista, ya que el país ha promediado alrededor de 800,000 empleos por año en los últimos tres años.
“El Plan México enfrenta un entorno de incertidumbre y riesgos internos, derivados de reformas constitucionales que ya han generado preocupación entre los inversionistas. A esto se suma la política proteccionista del nuevo presidente de EE. UU., que también añade incertidumbre a las decisiones de inversión extranjera”, afirma.
Coutiño reconoce que el énfasis en la hoja de ruta económica de Sheinbaum sobre abordar el desequilibrio comercial con China y la propuesta de reconversión industrial para reemplazar importaciones, particularmente de China, con producción nacional, se alinea con el llamado de Trump a frenar el avance del gigante asiático en América del Norte.
Destaca que la nueva postura proteccionista de Estados Unidos contra México representa un riesgo significativo que podría descarrilar los objetivos del Plan México durante todo el sexenio de Sheinbaum.
“Incluso con la ratificación del T-MEC, la política proteccionista de Trump, al menos en 2025, será un dolor de cabeza para la economía mexicana, porque introducirá interrupciones en el comercio bilateral con posibles restricciones a los insumos importados para la industria nacional”, dice Coutiño. “Esto podría llevar a un menor crecimiento de la economía mexicana o incluso a una recesión en 2025”.
Viri Ríos, investigadora y experta en políticas públicas, señala que la prioridad del Plan México es transformar al país de ser un exportador de productos ensamblados a un exportador de productos con alto valor agregado. Subraya que, para que la estrategia tenga éxito, no solo debe apoyar a las empresas, sino también filtrar a aquellas que no cumplan con los compromisos de sustitución de importaciones e innovación por los cuales recibieron asistencia gubernamental. Ríos va más allá, sugiriendo que el plan debería incluir capacitación para emprendedores y ofrecer incentivos a los negocios tradicionales dispuestos a enfocar su producción en sectores de mayor valor.
Rodrigo Aliphat, director de la División de Estudios de Desarrollo del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE) de México, explica que en el impulso de México por integrarse comercialmente con América del Norte y aumentar las exportaciones bajo el T-MEC, se abrió inadvertidamente la puerta a un aumento de importaciones, lo que socavó a las industrias mexicanas.
“El acuerdo comercial con EE. UU. y Canadá permitió a México aumentar sus exportaciones, pero la contrapartida fue que, a medida que aumentaron las exportaciones, también lo hicieron las importaciones, lo que llevó a la sustitución de cadenas de producción nacionales por bienes importados de otros países”, argumenta.
El acuerdo comercial firmado en la década de 1990 entre México, Estados Unidos y Canadá y ratificado en 2020 está ahora bajo escrutinio por parte de Trump. Durante su campaña, el republicano dejó claro que no dudaría en solicitar una renegociación del T-MEC si eso beneficiara a los intereses de su país. Pocas horas después de asumir el cargo, el presidente estadounidense pidió a su gobierno que analizara los beneficios que el tratado ha traído a Estados Unidos. Aunque la próxima revisión oficial del acuerdo está programada para junio, los medios estadounidenses especulan que esta evaluación podría adelantarse debido a la presión de Trump.
Aliphat, experto en política industrial, explica que, debido a la dependencia comercial de México del mercado estadounidense —donde se envía el 80% de sus exportaciones—, su vecino del norte debe seguir siendo una parte integral de su estrategia. Sin embargo, sugiere que el gobierno mexicano también debería diversificar sus destinos de exportación para reducir la dependencia, señalando a Europa, América del Sur y Asia como mercados potenciales. Subraya que México necesita comenzar a desarrollar estos mercados para evitar depender excesivamente de EE. UU. y sus fluctuaciones políticas. Aliphat añade que el verdadero éxito del Plan México se verá cuando el país pase de ensamblar productos con componentes extranjeros a producir bienes fabricados por empresas mexicanas, además del fortalecimiento de los conglomerados empresariales locales.
En 1994, el año en que se firmó el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), ahora T-MEC, el entonces secretario de Comercio y Fomento Industrial de México, Jaime Serra Puche, dijo célebremente: “La mejor política industrial es la que no existe”. Hoy, los especialistas coinciden en que, 30 años después, el gobierno de Sheinbaum, con el Plan México, está marcando un nuevo rumbo para el desarrollo económico e industrial, con un enfoque en el fortalecimiento de las empresas mexicanas. Advierten que el camino por delante no será fácil ni corto, pero el primer paso ya se ha dado.
Artículo basado en texto de El País.