El presidente de Colombia, Gustavo Petro, afirmó que la última embarcación atacada por Estados Unidos en el Caribe podría haber sido colombiana y que a bordo viajaban ciudadanos de su país. La Casa Blanca calificó la declaración como “infundada”, mientras Venezuela inició maniobras militares en respuesta al creciente clima de tensión regional.
Washington niega las acusaciones y pide una rectificación
Durante una publicación en la red social X, Petro aseguró que “las indicaciones muestran que el último barco bombardeado era colombiano, con ciudadanos colombianos en su interior”. Además, señaló que “la agresión es contra toda América Latina y el Caribe”.
La reacción de Washington fue inmediata. Un funcionario de la Casa Blanca dijo a Reuters que espera que Petro “se retracte públicamente de su declaración infundada y reprochable”, con el objetivo de “retomar un diálogo productivo” entre ambos países.
El gobierno estadounidense insistió en que Colombia sigue siendo un “socio estratégico esencial” y que comparten prioridades comunes, como la seguridad regional. Ni el Pentágono ni el Departamento de Estado respondieron a las consultas sobre la afirmación del mandatario colombiano.
En las últimas semanas, Estados Unidos ha ejecutado al menos cuatro ataques contra embarcaciones que, según sus autoridades, transportaban drogas desde Venezuela. La Casa Blanca sostiene que estas operaciones han dejado 21 muertos. Los bombardeos provocaron un aumento de la tensión diplomática y llevaron a Washington a suspender su acercamiento con Caracas.
Petro, que se encuentra en Bélgica reuniéndose con líderes europeos, respondió al senador estadounidense Adam Schiff, quien anunció su voto en contra de nuevas operaciones militares en el Caribe. “Que la Casa Blanca nos dé la información sobre las personas que murieron por los misiles estadounidenses, así podremos verificar si mi información es o no infundada”, escribió el presidente.
Venezuela lanza ejercicios militares en plena crisis regional
El ministro del Interior venezolano, Diosdado Cabello, respaldó los comentarios de Petro y criticó duramente a Washington. “Han impuesto la pena de muerte a cualquier ciudadano que consideren eliminar, bajo la excusa del narcotráfico”, declaró en la televisión estatal.
Mientras tanto, el gobierno de Nicolás Maduro inició nuevos ejercicios militares en los estados costeros de La Guaira y Carabobo. El ministro de Defensa, general Vladimir Padrino, calificó la presencia militar estadounidense en el Caribe como “una amenaza seria” y aseguró que Maduro ha ordenado una “contraofensiva nacional”.
En agosto, Estados Unidos duplicó la recompensa por información que conduzca a la captura de Maduro, elevándola a 50 millones de dólares. Washington acusa al mandatario venezolano de estar vinculado al narcotráfico y a organizaciones criminales internacionales.
El despliegue militar estadounidense en el sur del Caribe incluye siete buques de guerra, un submarino nuclear y cazas furtivos F-35. Aunque Donald Trump ha minimizado la posibilidad de un cambio de régimen en Venezuela, su estrategia militar ha intensificado las tensiones con varios países latinoamericanos, incluido ahora Colombia.