Muere José “Pepe” Mujica, el presidente más humilde de América Latina, a los 89 años

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By Isabel Gutierrez

El expresidente uruguayo José Mujica falleció este martes a los 89 años en su modesta chacra a las afueras de Montevideo. Fue allí donde decidió pasar sus últimos días, tras abandonar en enero el tratamiento contra un agresivo cáncer de esófago. La noticia fue confirmada por el actual mandatario Yamandú Orsi, quien lo describió como “presidente, activista, guía y líder”.

Mujica, conocido en todo el mundo por su estilo austero, su filosofía directa y su defensa incansable de la justicia social, marcó un antes y un después en la política latinoamericana. Su vida fue un reflejo de lucha, transformación y coherencia. Guerrillero, preso político, agricultor de flores y finalmente jefe de Estado, fue una figura que trascendió fronteras ideológicas.

De la lucha armada al liderazgo progresista

Pepe Mujica comenzó su activismo como parte del movimiento guerrillero Tupamaros en los años 60. Robos a bancos, secuestros y enfrentamientos armados fueron parte de su intento por generar un cambio social profundo inspirado en la Revolución Cubana. La represión que siguió lo llevó a prisión durante casi 15 años, la mayoría de ellos en aislamiento absoluto.

Tras el retorno a la democracia en 1985, salió en libertad y se integró a la coalición de izquierda Frente Amplio. Sin títulos académicos ni poses políticas, Mujica ascendió rápidamente en la vida pública. En 2010 fue elegido presidente con el 52% de los votos. Gobernó hasta 2015 y dejó el cargo con una popularidad del 60%.

Durante su presidencia, Uruguay legalizó el aborto, el matrimonio igualitario y el cannabis. Además, promovió una revolución energética verde que hoy convierte al país en uno de los más sustentables del mundo, con más del 90% de su electricidad generada por fuentes renovables.

Un presidente que vivía como el pueblo

Mujica rechazó los lujos del poder. Manejaba un viejo Volkswagen escarabajo celeste y vivía en una casa con techo de chapa, donde cultivaba crisantemos con su esposa, Lucía Topolansky, también exguerrillera y destacada figura política.

Su estilo de vida sencillo lo convirtió en un símbolo internacional. Desde entregar panfletos en las calles hasta almorzar en bares populares, Mujica desafió la imagen tradicional del político. “Me pintaron como un presidente pobre, pero los pobres eran ellos”, dijo alguna vez, refiriéndose a quienes viven atados al protocolo.

En lo económico, su gestión mantuvo el crecimiento del país y redujo la pobreza, aunque enfrentó críticas por el aumento de la criminalidad y el déficit fiscal. Aun así, su influencia perduró mucho después de dejar el poder. Como senador y figura pública, siguió inspirando a nuevas generaciones.

Despedida de un símbolo latinoamericano

Al conocerse su fallecimiento, se decretaron tres días de duelo nacional. Mandatarios de toda la región expresaron su pesar. Gustavo Petro lo llamó “un gran revolucionario”, Evo Morales afirmó que “toda América Latina está de luto” y Claudia Sheinbaum lo definió como “un ejemplo para el mundo”. Gabriel Boric, desde Chile, escribió: “Nos deja la esperanza incansable de que las cosas se pueden hacer mejor”.

El propio Mujica lo anticipó con serenidad: “La vida es hermosa, pero termina. El paraíso está aquí, como también el infierno”, dijo en una entrevista en 2023. Fiel a su estilo, se despidió sin buscar gloria. “¿Cómo quiero ser recordado? ¡Vanidad de vanidades! El polvo ni siquiera permanece”.