Las declaraciones del presidente electo Donald Trump sobre la posibilidad de que Canadá, Groenlandia y el Canal de Panamá se conviertan en parte de Estados Unidos han generado intensas reacciones tanto a nivel nacional como internacional.
Durante una conferencia de prensa el martes, Trump señaló que no descartaría el uso de la fuerza militar para reclamar Groenlandia de Dinamarca y el Canal de Panamá de Panamá. Además, afirmó que el apoyo económico de Estados Unidos a Canadá solo tiene sentido si el país se convierte en un estado de la unión.
El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, respondió contundentemente en X:
“No hay ninguna posibilidad, ni en el peor de los casos, de que Canadá se convierta en parte de Estados Unidos.” Trudeau también defendió la asociación económica entre ambos países, señalando que “las comunidades y los trabajadores de ambos países se benefician de ser los mayores socios comerciales y de seguridad mutua.”
Trump reiteró que Groenlandia es clave para la seguridad nacional de EE.UU. y sugirió que Dinamarca debería vender el territorio o enfrentarse a altos aranceles. Sin embargo, la primera ministra danesa, Mette Frederiksen, respondió tajantemente: “Groenlandia pertenece a los groenlandeses. No está en venta ni lo estará en el futuro.”
Desde Panamá, el ministro de Relaciones Exteriores, Javier Martínez-Acha Vásquez, rechazó categóricamente las declaraciones de Trump, afirmando:
“La soberanía de nuestro canal no es negociable. Es parte de nuestra historia de lucha y una conquista irreversible. El canal pertenece a los panameños y seguirá siendo así.”
Opiniones divididas en EE.UU.
Mientras que varios legisladores demócratas criticaron las declaraciones de Trump, calificándolas de “imperialismo caprichoso,” algunos republicanos, como el representante Eric Burlison, expresaron su apoyo. Burlison comentó en X:
“Fronteras fuertes. El Canal de Panamá. El Golfo de América. Groenlandia. Los mejores días de nuestro país están por venir.”
Las reacciones reflejan una profunda división política y diplomática, mientras el mundo observa cómo estas controvertidas propuestas podrían influir en las relaciones internacionales.