El mundo perdió una extensión sin precedentes de bosques en 2024, impulsado principalmente por incendios forestales masivos agravados por el cambio climático. Así lo reveló un informe publicado este miércoles por el World Resources Institute y la Universidad de Maryland, que alerta sobre una nueva etapa crítica para los ecosistemas más frágiles del planeta.
La pérdida de bosques tropicales primarios alcanzó los 6,7 millones de hectáreas, un aumento del 80% respecto a 2023, equivalente al territorio completo de Panamá. Brasil lidera esta devastación, afectado por la peor sequía registrada en la Amazonía. Según el informe, los incendios —históricamente poco comunes en zonas tan húmedas— se convirtieron por primera vez en la principal causa de deforestación tropical.
América Latina, epicentro de la crisis forestal
La región fue particularmente golpeada. Brasil, anfitrión de la próxima cumbre climática global en noviembre, perdió 2,8 millones de hectáreas de bosque. Esto representa un revés contundente tras el avance logrado en 2023, cuando el presidente Luiz Inácio Lula da Silva asumió el compromiso de proteger la selva amazónica.
“Esto fue inédito. Tenemos que adaptar nuestras políticas a una nueva realidad”, declaró André Lima, responsable de las políticas de control de deforestación en el Ministerio de Medio Ambiente de Brasil.
Hasta ahora, el fuego no figuraba entre las principales amenazas, pero se ha convertido en prioridad urgente.
Bolivia fue otro caso alarmante: superó al Congo como el segundo país con mayor pérdida de bosques tropicales, a pesar de tener menos de la mitad de su cobertura forestal. Su deforestación aumentó un 200% en 2024, impulsada por sequías, incendios y una política de expansión agrícola incentivada por el propio gobierno.
Otros países latinoamericanos, como México, Perú, Nicaragua y Guatemala, mostraron tendencias similares. En Colombia, los conflictos armados también alimentaron la destrucción forestal, al igual que en la República Democrática del Congo.
Fuera de los trópicos, los bosques boreales también vivieron su peor año. Canadá y Rusia perdieron cada uno 5,2 millones de hectáreas, debido a incendios que se salieron de control, incluso en ecosistemas acostumbrados al fuego estacional.
Pocos avances y territorios que resisten en Amazonía
En contraste, el sudeste asiático registró mejoras: Malasia, Laos e Indonesia lograron reducir significativamente la pérdida de bosques primarios gracias a políticas de conservación, participación comunitaria y controles al avance agrícola.
Un caso emblemático fue el del territorio indígena Charagua Iyambae, en el sur de Bolivia, que logró resistir los incendios gracias a sistemas de alerta temprana y manejo territorial autónomo.
Rod Taylor, director global de bosques del WRI, advirtió que en la próxima cumbre climática en Belém será fundamental discutir nuevos mecanismos de financiamiento.
“Hoy en día, se paga más por talar un bosque que por conservarlo”, lamentó.