La presidenta de Honduras, Xiomara Castro, ha amenazado con reconsiderar la cooperación militar con Estados Unidos en respuesta al plan del presidente electo Donald Trump de llevar a cabo deportaciones masivas de inmigrantes centroamericanos. Esta declaración marca un punto de inflexión en la dinámica entre ambos países, según expertos en política internacional.
En su mensaje de Año Nuevo, Castro advirtió que las instalaciones militares estadounidenses en Honduras, como la base aérea Soto Cano, “perderían toda razón de existir” si las deportaciones se llevan a cabo. Además, criticó la presencia militar de EE.UU. en el territorio hondureño, argumentando que esta se ha mantenido durante décadas sin una compensación económica.
“Enfrentados a una actitud hostil de expulsión masiva de nuestros hermanos, deberemos considerar un cambio en nuestras políticas de cooperación con Estados Unidos, especialmente en el ámbito militar”, dijo Castro en un comunicado transmitido en televisión nacional.
La importancia de la base Soto Cano
La base Soto Cano, operativa desde los años 80, alberga más de 1,000 efectivos militares y civiles estadounidenses. Ha sido clave en operaciones de asistencia humanitaria, lucha contra el narcotráfico y respuesta a desastres en América Central. Sin embargo, su relevancia estratégica ha sido cuestionada en los últimos años, particularmente después del apoyo de EE.UU. al expresidente hondureño Juan Orlando Hernández, quien fue extraditado a Estados Unidos por cargos de narcotráfico.
Aunque Soto Cano beneficia a Honduras en términos de desarrollo de infraestructura y asistencia en emergencias, también ha sido criticada por simbolizar el dominio estadounidense en la región.
La amenaza de Castro surge en un contexto de creciente soberanía en América Central y como una respuesta directa a las posibles deportaciones masivas de más de 250,000 hondureños desde Estados Unidos. Estas deportaciones podrían afectar gravemente a la economía hondureña, ya que el 27% del PIB del país proviene de remesas, principalmente enviadas por hondureños en EE.UU.
Expertos ven esta postura como una táctica de negociación más que un cambio inmediato de política. Honduras depende significativamente de las relaciones con EE.UU., pero la amenaza representa una afirmación de soberanía frente a un posible gobierno hostil.
Posibles respuestas de EE.UU. a Honduras
El gobierno de Trump podría interpretar la amenaza como una provocación y endurecer su postura hacia Honduras. Analistas advierten que esta situación podría deteriorar aún más las relaciones bilaterales, especialmente bajo una administración republicana que podría vincular a Honduras con gobiernos antiestadounidenses como los de Venezuela y Nicaragua.
Aunque la base Soto Cano ha sido estratégica en el pasado, su importancia ha disminuido con los años. Según algunos expertos, EE.UU. podría realizar misiones similares desde otras ubicaciones, minimizando el impacto de una ruptura militar.
El enfrentamiento pone de relieve la compleja relación entre EE.UU. y América Central, donde las políticas de inmigración y seguridad siguen siendo puntos de fricción clave.