El principal jefe militar de Estados Unidos en América Latina dejó su cargo antes de lo previsto en un momento particularmente delicado para la política exterior de Washington en la región. El almirante Alvin Holsey, comandante del Comando Sur de Estados Unidos (SOUTHCOM), adelantó su retiro en dos años, en un contexto marcado por el aumento de las tensiones con Venezuela, la intensificación de operaciones militares en el Caribe y un giro estratégico de la Casa Blanca hacia el Hemisferio Occidental.
La salida se produjo pocos días después de que la Guardia Costera estadounidense incautara un buque petrolero con crudo venezolano y tras más de 20 ataques letales contra embarcaciones sospechosas de narcotráfico en el Caribe.
Aunque Holsey no explicó públicamente las razones de su retiro anticipado, fuentes citadas por Reuters aseguran que el secretario de Defensa, Pete Hegseth, impulsó su salida, frustrado con la conducción de las operaciones y la planificación militar en la región.
De acuerdo con funcionarios estadounidenses, la posibilidad de destituir al almirante comenzó a discutirse aproximadamente dos semanas antes del anuncio oficial. Holsey había comunicado en octubre su intención de dejar el cargo en diciembre, pero la anticipación de su retiro tomó por sorpresa a sectores del Pentágono.
Durante su ceremonia de despedida en la sede del SOUTHCOM, en Miami, el almirante adoptó un tono sereno y destacó sus 37 años de carrera militar. En su discurso, subrayó la importancia de que Estados Unidos mantenga el respaldo a países considerados aliados estratégicos. Según Holsey, Washington debe seguir apoyando a naciones que compartan valores como la democracia, el Estado de derecho y los derechos humanos.
Pese a ello, en privado, algunos funcionarios especularon que el almirante se oponía a los recientes ataques contra embarcaciones sospechosas de tráfico de drogas. Esa versión fue descartada por el propio Holsey durante una reunión a puerta cerrada con legisladores, según declaraciones del congresista republicano Mike Rogers publicadas por el medio Politico.
Un giro estratégico en el Hemisferio Occidental
La salida de Holsey se inscribe en un escenario más amplio de cambios en la política exterior estadounidense. Un documento estratégico divulgado esta semana por la administración de Donald Trump propone reactivar la lógica de la Doctrina Monroe, formulada en el siglo XIX, que define al Hemisferio Occidental como área de influencia directa de Washington.
Este cambio ya se refleja en acciones concretas. Estados Unidos ha reforzado su presencia militar en el Caribe, con el despliegue de buques de guerra y un grupo de ataque encabezado por un portaaviones, además de nuevos entrenamientos en una escuela de selva reactivada en Panamá. Paralelamente, Trump intensificó la presión sobre el presidente venezolano Nicolás Maduro, a quien Washington acusa de vínculos con el narcotráfico. Caracas niega las acusaciones y sostiene que el refuerzo militar estadounidense busca derrocar al gobierno y apoderarse de sus recursos petroleros.
La incautación del buque petrolero marcó la primera interdicción de crudo venezolano desde la imposición de sanciones en 2019. Según Reuters, Estados Unidos se prepara para interceptar otras embarcaciones que transporten petróleo del país sudamericano.
Holsey transfirió formalmente el mando a su segundo, el teniente general de la Fuerza Aérea Evan Pettus, quien asumirá como jefe interino del Comando Sur. En paralelo, el presidente Trump evalúa nominar al teniente general Frank Donovan, actual vicecomandante del Comando de Operaciones Especiales, como sucesor permanente, una decisión que aún debe ser confirmada por el Senado.
El retiro anticipado del almirante no es habitual, aunque tampoco es inédito. En 2008, el entonces comandante del Comando Central, William Fallon, también dejó su cargo antes de tiempo tras tensiones con la administración de George W. Bush. Holsey se suma ahora a una lista creciente de altos mandos que abandonaron sus puestos desde que Hegseth asumió el Departamento de Defensa, lo que refuerza la percepción de una reconfiguración profunda en la cúpula militar estadounidense.

