El gobierno de Donald Trump presentó este viernes su nueva Estrategia de Seguridad Nacional, un documento que marca un cambio drástico en la política exterior estadounidense. Según la Casa Blanca, Estados Unidos reducirá su presencia global para concentrar recursos militares y diplomáticos en América Latina, con el objetivo declarado de frenar la influencia de potencias externas y reforzar su dominio estratégico en el Hemisferio Occidental.
La publicación coincide con un despliegue militar sin precedentes en el Caribe, que ya elevó la tensión con el gobierno venezolano de Nicolás Maduro. Además, formaliza la ofensiva contra carteles latinoamericanos anunciada por Washington desde agosto.
Reajuste militar y reafirmação da Doutrina Monroe
El documento afirma que Estados Unidos realizará un “reajuste de nuestra presencia militar global para enfrentar amenazas urgentes en nuestro hemisferio”. A partir de ello, tres pilares guiarán la acción de seguridad en América Latina: una presencia ampliada de la Guardia Costera y la Marina para controlar rutas marítimas y frenar la migración; acciones focalizadas para enfrentar carteles, incluso con uso de fuerza letal; y la creación o expansión de acceso a puntos estratégicos en la región.
Washington también anuncia que buscará “reafirmar y aplicar la Doctrina Monroe”, con el fin de bloquear la instalación de fuerzas o inversiones estratégicas de países extrahemisféricos. Aunque la estrategia no menciona directamente a China, reconoce que su peso económico en América Latina será difícil de revertir y que su presencia ya es significativa, incluso siendo hoy el mayor socio comercial de Brasil.
Aun así, el gobierno Trump planea atraer aliados tradicionales y nuevos socios, aprovechando que muchas relaciones con China se basan más en intereses comerciales que en afinidades ideológicas.
Redefinición de prioridades globales
La estrategia también marca distancia de políticas anteriores, que, según el documento, “sobrecargaron” a Estados Unidos con responsabilidades globales. Con ello, el gobierno quiere transferir más obligaciones militares a aliados en Europa, Asia y Oriente Medio.
En relación a Europa, critica que el continente haya impedido avances en un acuerdo de paz para Ucrania. Aunque promete “apoyar a los aliados europeos”, exige que asuman más gastos de defensa.
En Asia, el plan prioriza el Indo-Pacífico, considerado “uno de los principales campos de batalla económicos y geopolíticos del próximo siglo”. Washington promete reforzar su presencia en la región, presionar por mayores inversiones militares de Japón y Corea del Sur y mantener una postura firme sobre Taiwán, donde China intensificó su presión militar.
Inmigración y poder militar
El gobierno Trump también declara que quiere “poner fin a las migraciones masivas” y hacer del control fronterizo el eje central de la seguridad estadounidense. Critica las políticas migratorias europeas e insiste en que un país fuerte solo puede mantenerse así si mantiene la “frontera totalmente protegida”.
La estrategia afirma que Estados Unidos garantizará la “paz mediante la fuerza” y que evitará guerras mediante inversiones en capacidades militares avanzadas, como el sistema antimisiles “Golden Dome”.
Con esta nueva doctrina, Washington se reposiciona para ejercer influencia directa y sostenida sobre América Latina, mientras exige más protagonismo defensivo de sus aliados en otras regiones.

