A los 72 años y tras agotar sus recursos judiciales, la ex presidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, inició este martes, 17, el cumplimiento de una pena de seis años de prisión por corrupción. La medida, autorizada por la Justicia, será ejecutada en modalidad de arresto domiciliario con monitoreo por tobillera electrónica.
La decisión de la Corte y los efectos inmediatos en la vida política de Kirchner
El fallo definitivo de la Corte Suprema de Justicia argentina marcó el comienzo del cumplimiento de la condena de Cristina, luego de que se rechazaran los últimos recursos presentados por su defensa. Aunque el Ministerio Público se opuso, la ex mandataria logró el beneficio de prisión domiciliaria, amparada por una ley que permite esta alternativa a mayores de 70 años.
Según el diario Clarín, Kirchner permanecerá en un departamento del barrio Monserrat, en la ciudad de Buenos Aires, bajo vigilancia constante. Además de la tobillera electrónica, deberá presentar una lista de familiares autorizados para visitarla. Cualquier salida del domicilio está expresamente prohibida.
La noticia tiene implicaciones políticas inmediatas: Cristina había anunciado su intención de postularse como diputada por la provincia de Buenos Aires en las elecciones legislativas de septiembre. Sin embargo, con la condena firme, queda inhabilitada para competir en cargos públicos.
El caso que llevó a su condena se basa en la relación con Lázaro Báez, empresario cercano al matrimonio Kirchner, beneficiado con 51 licitaciones de obras públicas. Muchas de estas, según la denuncia, fueron sobrevaloradas o nunca ejecutadas. Parte del dinero habría sido desviado hacia Cristina, su fallecido esposo Néstor Kirchner y empresas familiares, generando un perjuicio de más de 1.000 millones de dólares al Estado.
Además de la ex presidenta, Báez y otros dos involucrados también recibieron penas de seis años de prisión. Cristina, desde o início del proceso, ha negado todas las acusaciones y acusa al sistema judicial de estar “politizado” y actuar como “un pelotón de fusilamiento”.