El expresidente de Perú, Ollanta Humala, fue condenado a 15 años de prisión por lavado de dinero. Su esposa, Nadine Heredia, recibió la misma pena. Un tribunal de Lima determinó que ambos usaron fondos ilegales para financiar campañas electorales.
Según la Fiscalía, parte del dinero provino de la constructora Odebrecht. Además, recibieron aportes del gobierno venezolano de Hugo Chávez. Los fiscales afirman que los fondos fueron usados en las campañas de 2006 y 2011.
Humala fue llevado directamente a la prisión de Barbadillo. Allí también están detenidos los expresidentes Alejandro Toledo y Pedro Castillo. En cambio, Heredia evitó el arresto. Horas antes de ser detenida, ingresó a la embajada de Brasil con su hijo.
El gobierno brasileño aceptó su pedido de asilo. Como resultado, el Perú otorgará el salvoconducto. Esta medida respeta el convenio de asilo diplomático firmado en 1954.
Investigación, condenas y un historial de corrupción
La acusación sostiene que el Partido Nacionalista Peruano recibió al menos 3 millones de dólares de Odebrecht. También obtuvieron 200 mil dólares del chavismo. Ambos montos fueron canalizados de forma irregular, según las autoridades.
A pesar de ello, la defensa insiste en que se trata de una persecución política. El abogado Wilfredo Pedraza calificó la sentencia como excesiva. Anunció que apelará el fallo.
Cabe destacar que la Fiscalía pidió penas más altas. Solicitó 20 años para Humala y 25 años y medio para Heredia.
No es un caso aislado. Toledo ya fue condenado por aceptar 35 millones en sobornos. Alan García se suicidó en 2019 cuando iba a ser arrestado por acusaciones similares. Pedro Pablo Kuczynski también fue investigado, aunque niega cualquier delito.
De militar rebelde a presidente condenado
Ollanta Humala saltó a la fama en el año 2000. Lideró una rebelión militar contra el entonces presidente Alberto Fujimori. Se presentó a las elecciones en 2006 con una propuesta inspirada en Hugo Chávez. Sin embargo, perdió frente a Alan García.
En 2011 volvió a postularse, esta vez con una plataforma más moderada. Ganó con el respaldo de sectores que veían en él una alternativa a Keiko Fujimori. Sin embargo, su gobierno enfrentó protestas sociales y desgaste político.
En 2016 dejó el poder. Poco después, comenzaron las investigaciones por corrupción. Un año más tarde, él y su esposa fueron detenidos de manera preventiva.
Hoy, la justicia dictó su condena. El caso simboliza el colapso moral de la clase política peruana. También refleja el alcance del escándalo Odebrecht en América Latina.