En medio de un contexto global marcado por el reordenamiento de las cadenas de suministro y la creciente presión por procesos industriales más sostenibles, Chile vuelve a apostar por la fundición local como eje de una nueva estrategia minera. La estatal Empresa Nacional de Minería (Enami) está negociando con compradores internacionales de cobre y firmas de trading para financiar la reconstrucción de la fundición de Paipote, paralizada desde 2023. La inversión estimada ronda los 1.400 millones de dólares.
El objetivo es claro: frenar el retroceso de la capacidad nacional de fundición, reducir la dependencia del procesamiento extranjero —especialmente en China— y posicionarse como referente en producción limpia dentro del mercado global del cobre.
Soberanía, eficiencia y sostenibilidad en el centro del plan
Según el director ejecutivo de Enami, Iván Mlynarz, el nuevo complejo operará con tecnologías más eficientes y permitirá recuperar subproductos como oro y ácido sulfúrico.
“Hoy hay un interés mucho mayor que hace 20 meses. La certeza de que el proyecto se concretará ha cambiado por completo el escenario”, afirmó el ejecutivo.
La empresa ya inició la búsqueda de asesoría financiera para estructurar el modelo de inversión. Aunque mantendrá la propiedad total de la fundición, las opciones incluyen acuerdos de prepago con compradores o financiamiento de organismos multilaterales. Enami espera obtener las autorizaciones ambientales y la auditoría independiente antes de mitad de año, con el objetivo de comenzar las obras antes del fin del actual mandato presidencial, en marzo.
Ubicada en el norte del país, la planta de Paipote fue cerrada en 2023 tras el endurecimiento de las normas ambientales. La renovación busca apoyar los compromisos de Chile en materia de sostenibilidad, aumentando el procesamiento local de minerales y disminuyendo las emisiones.
En paralelo, la estatal Codelco también desarrolla un nuevo proyecto de fundición con capital privado. La compañía cerró recientemente una de sus plantas por razones ambientales y se prepara para enfrentar regulaciones aún más estrictas en los próximos años.
Con estas iniciativas, Chile no solo busca modernizar su industria minera, sino también recuperar el control estratégico sobre una de sus principales riquezas: el cobre.