El exjefe de la lucha antidrogas de Bolivia, Maximiliano Dávila, fue extraditado este jueves a Estados Unidos para enfrentar cargos federales por tráfico de drogas en un tribunal de Nueva York. Dávila, quien ocupó el cargo durante los últimos meses de la administración de Evo Morales (2006-2019), está acusado de facilitar el envío de cargamentos de cocaína a gran escala hacia territorio estadounidense.
Contexto del caso
La investigación que llevó a las acusaciones contra Dávila comenzó en 2017, bajo la dirección de la División de Operaciones Especiales de la Administración para el Control de Drogas (DEA). Según los registros judiciales, informantes dirigidos por la DEA grabaron conversaciones en las que un coacusado de Dávila presumía de tener acceso a un avión militar MD-11 para transportar hasta 60 toneladas de cocaína a EE.UU.
Dávila, quien ha negado las acusaciones, fue trasladado en un jet privado enviado desde EE.UU. tras la aprobación de su extradición por el Tribunal Supremo de Bolivia en noviembre pasado. La extradición marca un nuevo capítulo en el complejo historial de relaciones entre Bolivia y Estados Unidos en temas relacionados con el narcotráfico.
El caso resalta las tensiones históricas entre Bolivia y EE.UU. en materia de cooperación antinarcóticos. En 2008, Evo Morales expulsó a la DEA del país, acusándola de conspirar para derrocar su gobierno. Desde entonces, las relaciones diplomáticas entre ambas naciones han permanecido distantes, sin intercambio de embajadores durante más de 15 años.
Aunque Morales no ha sido vinculado directamente con el narcotráfico, su defensa de los usos tradicionales de la hoja de coca y su oposición a la guerra contra las drogas liderada por EE.UU. han sido constantes. Una fotografía de 2019 muestra a Morales celebrando su cumpleaños junto a Dávila y otros altos funcionarios, lo que ha llevado a especulaciones sobre su relación con el exjefe antidrogas.
Bolivia y el narcotráfico
Bolivia es el tercer mayor productor mundial de cocaína, un desafío persistente para los esfuerzos antinarcóticos en la región. Aunque varios traficantes bolivianos han sido arrestados por la DEA, incluidos predecesores de Dávila, este caso subraya las dificultades para combatir la corrupción y el narcotráfico en un contexto de limitada cooperación internacional.
La extradición de Dávila refleja la voluntad de EE.UU. de perseguir a altos funcionarios involucrados en el tráfico de drogas, mientras Bolivia enfrenta críticas por la falta de controles internos efectivos. Este caso podría tener implicaciones tanto para las relaciones bilaterales como para los esfuerzos internacionales en la lucha contra el narcotráfico.
Artículo basado en reportes de AP News