En La Paz, Bolivia, el mercado dejó de ser un espacio de abundancia. Hoy, es reflejo de una crisis que golpea con fuerza a las familias. Con los precios subiendo como no se veía desde 2008, la escasez de combustibles y dólares ha cambiado por completo el día a día en Bolivia.
Los alimentos básicos se encarecieron de forma alarmante. Muchas familias solo consiguen preparar una comida al día. Además, las filas para conseguir gasolina se extienden por horas. Todo esto ocurre mientras el gobierno intenta contener una tormenta económica que parece salirse de control.
Angelica Zapata, madre de familia en La Paz, lo vive en carne propia.
“Con 100 bolivianos antes compraba para toda la semana. Ahora apenas alcanza para dos días”, cuenta. Tiene varias hijas. Hoy, muchas veces solo pueden almorzar.
El país atraviesa una de sus peores crisis desde la gran recesión mundial. La falta de dólares dificulta las importaciones. Por consecuencia, los agricultores enfrentan costos más altos. Fertilizantes, combustibles y herramientas están cada vez más caros.
Según el economista José Luis Evia, los precios de los alimentos aumentaron de forma desproporcionada. Por ejemplo, el arroz subió 58% en un año. La carne aumentó un 30% y el pescado más del 40%. Estos incrementos han reducido drásticamente el poder de compra de la población.
Para empeorar, la producción de gas se ha reducido. Por eso, Bolivia debe importar energía a precios elevados. Esto genera un efecto en cadena: se encarece la producción y, en consecuencia, los precios finales.
En las estaciones de servicio, las escenas son similares en todo el país. Samuel Castillo, taxista, afirma:
“Preferiría que levanten el subsidio al combustible si eso significa que no tendré que esperar tantas horas”. Él, como muchos, ha tenido que buscar otros trabajos. También trabaja como carpintero y pintor para llegar a fin de mes.
El gobierno, hasta ahora, no ofrece soluciones concretas. Permitió el uso de criptomonedas para importar combustibles, pero el impacto aún no se siente. Mientras tanto, el descontento crece. Y con las elecciones generales cerca, la presión aumenta sobre el presidente Luis Arce.
La inflación en Bolivia ya es una de las más altas de la región. Solo Argentina y Venezuela están por delante. Sin embargo, a diferencia de estos países, Bolivia no estaba acostumbrada a este tipo de inestabilidad. Por eso, el golpe es más fuerte.