Por primera vez, Argentina llevará a juicio en ausencia a siete iraníes y tres libaneses acusados de participar en el atentado contra la AMIA, un centro comunitario judío en Buenos Aires, que en 1994 dejó 85 muertos. Esta decisión marca un hito en un caso que durante décadas enfrentó obstáculos y controversias.
Históricamente, los tribunales argentinos exigieron la captura de los sospechosos, quienes nunca fueron juzgados en ausencia debido a limitaciones legales. Sin embargo, la reciente aprobación de una ley impulsada por el presidente Javier Milei, aliado cercano del primer ministro israelí Benjamin Netanyahu, abrió la puerta para que los acusados enfrenten la justicia, aun estando fuera del país.
El juez Daniel Rafecas aprobó el juicio en ausencia tras una solicitud de la fiscalía especial que investiga el ataque, el más mortal en la historia de Sudamérica. Rafecas destacó que, aunque limitado, este proceso es una herramienta esencial para buscar la verdad, reconstruir los hechos y ofrecer un espacio público a las víctimas.
Entre los acusados iraníes se encuentran exfuncionarios de alto rango, como el exministro de Inteligencia Ali Fallahian y el excomandante de la Guardia Revolucionaria Mohsen Rezaei, mientras que los libaneses están vinculados a Hezbollah. Irán niega su participación en el atentado.
El juicio en ausencia representa un paso crucial para evitar la impunidad en un caso que ha impactado profundamente a Argentina y a la comunidad judía global. Además, refleja la firme postura del gobierno argentino actual, que intensificó su alianza con Israel y endureció su discurso contra Irán tras el reciente conflicto en Medio Oriente.