Buque con 3.000 vacas y terneros agonizantes intenta regresar a Uruguay tras meses varado en el mar

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By Isabel Gutierrez

Un barco de carga con casi 3.000 vacas y terneros en condiciones críticas intenta regresar a Uruguay después de pasar semanas detenido frente a la costa de Turquía. El buque, llamado Spiridon II, partió de Montevideo el 19 de septiembre rumbo al puerto de Bandirma, pero fue impedido de descargar el ganado y recién podría llegar de vuelta en diciembre.

Organizaciones de bienestar animal advirtieron que el viaje de regreso representa una “travesía de muerte” para la mayoría de los animales. Según la fundación Animal Welfare, la falta de alimento y agua, junto con las condiciones antihigiénicas, hacen casi imposible que sobrevivan. La tripulación, sin experiencia en el cuidado de animales, también enfrenta un escenario precario.

Una tragedia a bordo

El cargamento original incluía 2.901 vacas destinadas a engorde y reproducción. Cuando el Spiridon II llegó a Turquía el 22 de octubre, las autoridades negaron el desembarque tras detectar que 469 animales no contaban con los chips o aretes electrónicos obligatorios. El buque quedó anclado más de tres semanas, sin condiciones adecuadas de ventilación ni suministro suficiente de raciones.

Con el paso de los días, el hacinamiento y el calor agravaron la situación. Se estima que al menos 58 animales murieron durante el periodo de espera. Finalmente, se permitió que la nave atracara brevemente para reabastecer agua y alimentos antes de iniciar el regreso a Uruguay.

El Spiridon II, con bandera de Togo y construido en 1973, acumula más de 80 deficiencias documentadas en inspecciones anteriores. Veterinarios alertan que muchas vacas están preñadas, lo que incrementa el riesgo de abortos y muerte de los terneros.

El retorno, previsto para el 14 de diciembre, podría prolongar aún más el sufrimiento de los animales. “No creemos que la mayoría sobreviva”, declaró María Boada Saña, representante de la fundación Animal Welfare. La ONG reclama la prohibición total de la exportación de animales vivos por vía marítima, calificando el caso como una evidencia del fracaso estructural del sistema de transporte de ganado.

La tripulación también vive un drama. Sin entrenamiento veterinario, los marineros deben convivir con animales enfermos y cadáveres a bordo, y existe el temor de que los cuerpos sean arrojados al mar.