“La música me devolvió la vida”: adultos mayores encuentran refugio en la pista de baile en Venezuela

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By Isabel Gutierrez

En un centro comercial lleno de vida en Caracas, los jueves tienen un sonido distinto. Ríen, cantan y bailan los integrantes del Club Tobias, un grupo que se ha convertido en un verdadero salvavidas emocional para muchos adultos mayores venezolanos. Con hijos y nietos emigrados por todo el mundo, este espacio les ofrece algo raro en estos tiempos: compañía, música y alegría.

Angela Graterol, de 93 años, es una de las más fieles asistentes. Tres de sus seis hijos viven en el exterior. Fue uno de ellos quien la animó a inscribirse en el club.

“La música me llena. Mis pies simplemente empiezan a moverse solos”, cuenta con una sonrisa contagiosa.

Junto a ella suele estar Juan Fuentes, un exmilitar de 90 años que camina desde su casa para no faltar a las reuniones. Antes de salir, repasa las letras de sus canciones favoritas. “Temo que se me olviden”, confiesa.

Contra el silencio, movimiento

Según datos de la ONU, casi 8 millones de venezolanos han emigrado en la última década. Como consecuencia, muchos de los 3,5 millones de adultos mayores del país han quedado solos. Zandra Pedraza, de 77 años, lo vivió en carne propia. Por eso fundó Club Tobias hace tres años junto a Jose Rafael Quintana.

Hoy, el club cuenta con 15 sedes. “Si no te mueves, te oxidas”, repite Quintana a los asistentes, animándolos a levantarse del asiento. La consigna ha dado frutos. Cada encuentro es una explosión de vida en medio de una sociedad marcada por la crisis, el aislamiento y el envejecimiento poblacional.

Pero para Angela, Juan y cientos de otros, el club va más allá del baile. Es comunidad. Es risa compartida. Es una prueba de que el bienestar no tiene fecha de caducidad. “Volví a sentir que estaba viva”, dice Graterol. Y lo dice mientras gira al ritmo de un bolero, con los ojos brillando de emoción.