El puerto de Chancay, en Perú, ha generado preocupaciones por su posible uso por parte del crimen organizado. Un informe de la International Coalition Against Illicit Economies (ICAIE) advierte que carteles mexicanos y tríadas chinas podrían aprovechar la infraestructura para el tráfico de drogas y lavado de dinero.
El puerto, inaugurado en noviembre de 2024 con financiamiento chino, está bajo el control de la empresa COSCO, que maneja sus operaciones con escasa supervisión externa. La baja presencia policial y la insatisfacción local por promesas incumplidas de empleo y desarrollo económico han creado un ambiente propicio para actividades ilícitas.
Casos similares se han detectado en otros puertos de la región operados por compañías chinas. En Brasil, el puerto de Paranaguá ha sido utilizado por mafias italianas y balcánicas para el tráfico internacional de drogas, mientras que en Panamá, el puerto de Manzanillo es una de las principales rutas de entrada de cocaína hacia mercados globales.
El informe también señala que China ha reforzado su presencia en la región mediante inversiones en infraestructura portuaria, lo que ha facilitado el contrabando de madera ilegal, tráfico de especies protegidas y comercio de minerales extraídos de manera irregular.