Las autoridades paraguayas, en colaboración con organismos internacionales, arrestaron a 26 personas durante una operación contra la deforestación ilegal en la frontera compartida con Brasil y Argentina. El operativo, realizado en octubre y anunciado este lunes por Interpol, apunta a redes criminales vinculadas al tráfico de madera y otros delitos ambientales en la región del Triángulo Fronterizo.
Operativo y hallazgos
La operación contó con la participación de 14 agencias y se basó en inspecciones fronterizas, vigilancia de vías fluviales y monitoreo aéreo de los bosques. Durante las acciones, se incautaron cerca de 1,000 troncos de árboles, incluyendo quebracho, una especie nativa altamente valorada por su densidad y contenido de taninos.
Según Interpol, al menos 12 empresas están implicadas en actividades ilícitas como la tala y el tráfico de especies nativas, falsificación de documentos y lavado de dinero. La investigación también identificó dos redes criminales transnacionales que operan en la región.
“La deforestación ilegal abarca una amplia gama de actividades delictivas, desde el fraude documental hasta el lavado de dinero y la corrupción”, afirmó Kat Henn, directora asistente de Seguridad Ambiental en Interpol. Henn enfatizó la necesidad de una cooperación transfronteriza sostenida para combatir estas redes organizadas que degradan el medio ambiente con fines lucrativos.
El Triángulo Fronterizo: un centro de operaciones criminales
La región del Triángulo Fronterizo, delimitada por los ríos Paraná e Iguazú, ha sido identificada por Interpol como un área propicia para actividades ilícitas debido a su geografía y múltiples puntos de acceso. Además de la tala ilegal, grupos del crimen organizado como el Primeiro Comando da Capital (PCC), uno de los más grandes de Brasil, utilizan estas zonas para el tráfico de armas, fauna silvestre, oro y drogas.
Expertos como Gabriel Funari, del Observatorio Amazónico de Economías Ilícitas, destacan que estas organizaciones están diversificando sus operaciones, aprovechando la deforestación como una fuente adicional de ingresos. “El dinero proveniente del narcotráfico se lava a través de actividades como la ganadería, la agricultura industrial y la minería ilegal, acelerando la deforestación en América Latina”, añade Bram Ebus, consultor del Crisis Group.
La deforestación ilegal tiene efectos devastadores: provoca erosión del suelo, pérdida de biodiversidad, riesgo de inundaciones y la destrucción de sumideros de carbono clave para mitigar el cambio climático. Aunque países como Brasil y Colombia han logrado avances para frenar esta problemática, América Latina perdió 138 millones de hectáreas de bosque entre 1990 y 2020, según un informe de Naciones Unidas.
La reciente operación refleja los desafíos que enfrentan los gobiernos en la región: luchar contra sofisticadas redes criminales transnacionales mientras se busca proteger los frágiles ecosistemas forestales que son vitales para el planeta.
Artículo inspirado en reportes de AP News