La disputa pública entre Elon Musk, propietario de la plataforma X, y el juez de la Corte Suprema brasileña Alexandre de Moraes ha escalado en medio de preocupaciones sobre la moderación de contenido. Musk, quien se presenta como un defensor absoluto de la libertad de expresión, ha mantenido una postura firme al rechazar las órdenes de De Moraes para eliminar cuentas asociadas con grupos extremistas que difunden desinformación en Brasil.
Este conflicto se centra en las solicitudes del gobierno para prohibir estas cuentas, en un contexto donde De Moraes ha sido criticado por sus enfoques extremos que podrían considerarse como censura. A pesar de las acciones de Musk, que incluyen no designar un representante legal para manejar estas solicitudes, la situación ha suscitado debates sobre el equilibrio entre la libertad de expresión y la lucha contra la desinformación, dejando en claro que ambos lados tienen puntos de vista que merecen atención.
Registro cuestionable de Musk en libertad de expresión
Tras adquirir Twitter en 2022, Musk redujo rápidamente la moderación en la plataforma, restaurando cuentas que habían sido prohibidas por difundir información falsa, como las de Donald Trump y Alex Jones, bajo el lema de la libre expresión. Su compromiso con este tema es, sin embargo, inconsistente y a menudo percibido como hipócrita.
A pesar de su defensa pública de la libertad de expresión, Musk ha prohibido cuentas de parodia que lo imitan y ha amenazado con acciones legales contra bloggers críticos de él y de sus empresas. También ha despedido a empleados que mostraron desacuerdo con él.
En un contexto más amplio, Musk admitió el año pasado que no tenía “opción real” más que cumplir con las solicitudes del gobierno para restringir contenido en países como Turquía e India. Estos países, aunque considerados democracias, han tenido tendencias hacia un creciente autoritarismo. Un análisis realizado por El País reveló que, bajo su liderazgo, X cumplió con el 83% de las solicitudes de gobiernos autoritarios para eliminar contenido.
A pesar de su trayectoria contradictoria, Musk se ha convertido en un protagonista crucial en el debate sobre la censura y la moderación del contenido, en parte por las controversias que ha generado, como la disputa en Brasil.
La confrontación en Brasil
En Brasil, las tensiones escalaron para Musk. Un tribunal impuso multas superiores a $3 millones a X y amenazó con encarcelar a empleados de la compañía, lo que llevó al cierre de la oficina de X en el país.
El juez de Moraes también tomó medidas contra otras iniciativas de Musk, congelando temporalmente las cuentas de Starlink, la subsidiaria de SpaceX que ofrece conectividad de internet mediante satélites, para asegurar el pago de las multas.
Después de negarse a bloquear el acceso a X, los reguladores de telecomunicaciones brasileños consideraron sanciones y la revocación de la licencia de Starlink. Finalmente, Starlink cumplió con las exigencias legales, restringiendo X en Brasil, aunque Musk sigue en la lucha.
Musk argumenta con memes
Musk ha adoptado una postura defensiva en torno a la libertad de expresión y la presencia de X en Brasil, tomando como blanco público al juez de Moraes. En sus recientes publicaciones en X, cuestionó la credibilidad y las motivaciones políticas de de Moraes, acusándolo de “dictador malvado disfrazado de juez”. También alegó que el juez había interferido de manera deliberada y grave en la última elección presidencial de Brasil, donde el votante eligió al izquierdista Luiz Inácio Lula da Silva sobre Bolsonaro.
Además, Musk ha utilizado imágenes de de Moraes al lado de Lord Voldemort, sugiriendo que el juez debería estar tras las rejas. Estas tácticas podrían tener repercusiones negativas para Musk y sus empresas. Su decisión de no impugnar las órdenes de de Moraes en los tribunales y, en cambio, convertir la cuestión en una contienda de memes en línea, ha llevado a unos 20 millones de usuarios activos brasileños de X a explorar nuevas plataformas como Bluesky y Threads.
Según Mariana Valente, profesora de derecho y directora del InternetLab en Brasil, el futuro de X dependerá de las acciones de Musk. Si decide cumplir con las regulaciones, como hizo en India, podría haber una posibilidad de retorno a Brasil. Si no, es probable que X enfrentará un bloqueo prolongado en el país.